The silver track of time empties into the distance
(La vía plateada del tiempo descansa en la lejanía)
-Sylvia Plath
Una canción barata en la radio del bus que me lleva a Nurdu
“la ciudad más antigua de la tierra”
Allá tienen dioses más benignos que los nuestros
-Escuchan todo lo que se les dice y obran-
Dicen que ayudan a devolver las cosas a su lugar
_Ojalá puedan con mi corazón
El tiempo es una barrita de chocolate que masticamos
/para entretenernos en cada estacionamiento.
pasamos
Muluncay, el pueblito de los malabaristas, con sus hombres y mujeres de vida airada;
todos aficionados a la desnudez y decir claro -hablan en agua. No están cartografiados
pasamos
Soapacá, en una colina. Ahora que es la noche, muy arriba, parpadean hachones de /luz; de día es el bosque de Payanchillos lo que arde. De cuando en cuando se encuentran huesos de pájaros bajo las ramadas; pero huesos de humanos, nunca.
Llegado el momento ¿sabremos que también ellos han muerto para nosotros?
pasamos
Guambi, la del viejo silabario para escapar con vida de los ataques de los lobos cuando llega la nieve. Poco se conoce de sus habitantes –“los de pies pardos”-, solo que se alimentan de setas y creen, aún, en el Dios de la Madrugada. Les es fiel.
anoto:
“El barro entiende que lo durable pasa en el breve remezón de un grito”
pasamos
Este es, debe ser, Chanduy -en los bajos de la cordillera de Jorupe-, donde se trafica con las curas de agua y se vive sin aprensiones porque nada perece. El amor tiene aquí su herbolario y su Casa de Citas –de muchos sexos.
Anoto:
“¿Dónde la piedra de mi inscripción?
¿En qué caligrafía dirá mi nombre?”
pasamos
Muey, al filo del Mar de las Despedidas. Se ven embarcaderos, canoas, un yate, una carabela, tropezando con el mar, a su suerte. Oímos decir que un animal repta por los sueños de la gente, borrando todo lo que encuentra a su paso
pasamos
Guayaymi, sin una hierba; puro viento y ruido de preguntas, secos. Un poco más al fondo, Sabanay, perdido por la infección del oro; un hervor de gente mala. Espero que al chofer no se le ocurra hacer un alto por ahí –llevo mis ofrendas.
anoto:
Sangra este momento:
es la hondura del amor
-su cara de pez feroz-
Más abajo
una
boca
llama
Jama, la de venar nacarado. Los viandantes no dialogan-desecharon las palabras por corruptas hace años-, y clarividentes, han represtigiado la rosa y el abrazo. Ciega, un tiempo ardió como yesca, pero guarda aún un listón de barro y piedra en la memoria al que protege con leyes severas. Hoy se sabe de una facción de crueles que urden planes para que cunda el fuego –se hacen llamar “los cofrades de lo puro”. Ya han atentado contra todos los Observatorios de Vientos y la Casa de las Atadoras de Nubes.
anoto:
“Los cuyes escuchan el florecimiento del Arupo –el sountrack del arribo del tiempo.”
“La boca zem que dice cosas inalcanzables
ay la huesería de los días y las noches,
perdida en la Zona de los Charcos,
sin nombres,
sin fechas;
esa memoria enaltecida por las sangres.
Arribará el aliento de lo claro,
crecerá la Era de los Inocentes”.
De un momento a otro, la radio dejará de sonar; entonces estaremos, quizás, en la ciudad de las Puertas de Ceniza, en cuyo pórtico deberíamos leer:
EL DESEO ES UNA PREGUNTA CUYA RESPUESTA NADIE SABE*
*”No decía palabras”. Luis Cernuda
Hermoso como todo lo que escribes, y cargado de una magia y una ternura conmovedoras!
Abrazos, querido Roy.
Precioso querido Roy, eres admirable.