Borís Pasternak y la Revolución

Juan Romero Vinueza presenta una faceta poco conocida de uno de los más grandes escritores rusos del siglo XX.

Por Juan Romero Vinueza

Borís Pasternak (1890-1960) fue hijo del pintor e ilustrador de las novelas de Tolstói, Leonid Pasternak y de la pianista Roda Kaufman. Como es notable, el autor de El Doctor Zhivago – y en algunas traducciones Yivago — tuvo el arte en su casa desde la infancia. Cuando niño empezó por tocar el piano, al igual que su madre, pero luego volcó su camino hacia las letras. Cabe resaltar que como uno de los más grandes escritores rusos del siglo XX, Pasternak conoció a Lev Tolstói y Rainer María Rilke siendo un infante por la influencia que tenía su padre, Leonid, en el arte. Posteriormente ese influjo se haría notar cuando el niño se convirtiese en uno de los mejores novelistas y poetas, ahora clásicos, de Rusia.

El poeta romántico-simbolista-revolucionario y, además, ruso, fue influenciado como hemos dicho por Tolstói, Rilke y por Pushkin (no podría ser de otra manera) y Dostoievski. Mas, en su círculo se encontraban otros poetas jóvenes rusos que pertenecían a la misma generación de Pasternak, entre ellos destacan: Marina Tsvetáyeva, con la que tuvo una buena amistad y que, a pesar de vivir casi en la miseria, lo ayudó y le dio un hogar por algunos meses; Serguéi Esenin, el cual mantuvo correspondencia con Blok y había sido elogiado muchas veces por Gorki y que se suicidaría a los 30 años dejando un vacío en la vida de Pasternak; y el que para muchos fue el mejor poeta de la Revolución de Octubre y del cual no cabe explicación alguna: Vladimir Maiakovski.

Luego de haber publicado su novela El Doctor Zhivago en Italia, Pasternak tuvo varios problemas con los líderes soviéticos del momento que lo acusaban de desenmascararse como un enemigo de la Revolución. Eso no fue todo. Además, la academia sueca le tendría preparada otra sorpresa y fue que él había sido elegido como el nuevo Premio Nobel de Literatura. Pasternak, obviamente, se sorprendió (a pesar de ya haber estado nominado siete veces antes de obtener el premio).

La KGB le envió una carta amenazándolo con ser expulsado de la Unión Soviética si él osaba aceptar el premio ya que, según ellos, su libro atentaba contra la realidad de soviética. Eran puras patrañas, sostenían. Pasternak rechazó el premio Nobel en 1958. Posterior a la muerte de Pasternak, su hijo pudo en 1989, durante el gobierno de Mijaíl Gorbachov, recibir dicho galardón. Pasternak nunca pudo ver su obra publicada en ruso, cuando ésta vio la luz verde en su idioma natal él estaba ya sepultado bajo la luz roja.

Pero no hablaré más sobre su novela, sino que centraré el texto en algo que no se ha tomado muy en cuenta en torno a la obra de Pasternak: su poesía. Pasternak quien, junto con Maiakovski, sería uno de los pilares de la revolución poética rusa de la época, experimentó mucho en su poesía. Recordando que las vanguardias no le fueron ajenas y que la influencia de Pushkin, Blok y Rilke no tardaría en hacerse notar en sus poemas, Pasternak se centra en lo suyo y logra crear una poesía con voz y puño propios –teniendo también mucho de la poesía romántica que inundaba sus versos mezclados con varios de los ismos.

Pasternak antes que novelista fue poeta. Bajo la sombra de la Unión Soviética, Pasternak tuvo que silenciar su voz durante varios años porque no se sentía cómodo con las propuestas estilísticas y políticas que se mantenían en esa época en su país. Sin embargo, todo lo que estaba sucediendo en la Unión Soviética no podía serle ajeno al poeta romántico-simbolista. Vladimir Maiakovski, uno de los mejores poetas rusos y un gran amigo de Pasternak, escribió una vez:

¿Acaso es asunto mío
que alguien
en alguna parte
de este tempestuoso mundo
haya provocado una guerra?
Cuando canonicéis los nombres
de muertos
más famosos que yo,
-acordaos:
entre los muchos que la guerra mató
está el poeta de la Gran Presnaia. (Yo y Napoleón)

Entre los muchos muertos que dejó la Revolución están ellos. Maiakovski por mano propia y a Pasternak, bueno, a Pasternak lo mataría el olvido. El olvido se lleva todo lo que la memoria dejó aislada o retenida en un baúl de recuerdos. Los poemas de Pasternak son eso: el inconsciente dentro de la poesía y la narrativa misma del autor. El lector sabe que los mismos existen, que son importantes, que son ellos los que codifican y nos dan una perspectiva más amplia de lo que es Pasternak, pero que, aun así, están olvidados en un desván lleno de telarañas y afiches de la Revolución.

Su poesía comenzó a tomar vida desde 1914 con El gemelo entre las nubes, cuando la I Guerra Mundial estaba empezando; en 1917, cuando la Revolución Rusa estaba teniendo su victoria más amplia Por encima de las barreras; y seguiría hasta los años 20 con la publicación de Mi hermana la vida (1922) desde los cuales Pasternak haría una pausa editorial para dedicarse a escribir más poesía y su autobiografía, El salvoconducto (1931). Sin embargo, el silencio total se daría desde 1934 cuando las propuestas serían netamente aliadas al oficialismo, cosa que Pasternak empezaba a rechazar con fervor, incluso rompiendo su relación de amistad con Maiakovski, ya que este seguía escribiendo para LEV. Vladimir Maiakovski le dijo estas palabras a Pasternak en algún momento de su vida, cuando la ruptura de la amistad sería más que inminente: “¡Qué le vamos a hacer! Ciertamente, somos distintos. Usted ama el rayo en el cielo y yo la plancha eléctrica”.

Vemos en la poesía del ruso muchas referencias filosóficas y una cosmovisión claramente estructurada sobre la vida. Por ejemplo, en las líneas del poema “Cuando serena”, nos dice que desea llegar a la cosa, a su esencia misma, a la esencia del pasado para encontrar en ella sus motivos, sus fundamentos y sus raíces más profundas. El poeta deseaba penetrar en el confín más grande y complicado del ser humano: el alma y la vida, es decir, su significado. ¿Cómo llegar a instaurarse en la raíz más profunda de la esencia? Pues, ¡con qué más!, con la poesía.

La Revolución seguía su curso y Pasternak continuaba sentado escribiendo y pensando en qué es el alma, en especial el alma del poeta y no le podían salir otros versos que no fueran estos: … eres como una funeraria donde reposan sus cenizas (Alma); reposar sobre sí mismo, ¿cómo se llega a tal nivel de castración existencial? El poeta ruso estaba acorralado en un sitio al que ahora quería desconocer. La Rusia por la que él luchó y en la que él había creído se estaba desmoronando poco a poco y dejando a su paso una ola de muertes y cenizas en los pueblos por los cuales pasaba.

El sentimiento de fatalidad con respecto al hecho de perder la fe en el ser humano, no se haría esperar más en la poesía del ruso. Él, que había vivido con los aristócratas y luego en algo bastante parecido a la miseria junto con Tsvetáyeva, conocía al hombre y creía que el hombre mismo era el que lo estaba perdiendo: He perdido al hombre/ desde que todos lo perdieron, es lo que se puede leer en el poema “Cambio”. Y, justamente, eso es lo que fue para la poesía rusa, un cambio, no sólo en la manera de concebir al hombre, sino también en la manera en cómo se concebía la poesía. Ciertamente, Pasternak y Maiakovski fueron las estatuas poéticas más relevantes que murieron en -y por- la Revolución.

Yo amo tu designio terco
Y me gusta este papel.
Pero está representándose otro drama.
Déjenme descansar esta vez.
(HAMLET, El Doctor Zhivago, 1957)

Borís Pasternak
Borís Pasternak

No se puede olvidar también la producción poética dentro de su novela. El apéndice de El Doctor Zhivago contiene las poesías de su protagonista: Yuri Zhivago y, en las cuales, podemos notar además otros de los rasgos que Pasternak hace suyos. El poema Hamlet, como podemos ver, es una apología fatal que tiene el personaje de Shakespeare. El drama que se representa también, a la vez, es un designio terco no sólo del Príncipe Hamlet, sino también del hombre en general. El hombre busca, sin darse cuenta, un papel en el drama que se representa (que es su vida) y, a veces, incluso le podría buscar un autor como en el caso de la obra de teatro de Luigi Pirandello, Seis personajes en busca de autor. Mas, en el caso de Pasternak, el personaje se ha reconocido como tal y quiere ser libre, quiere la alienación del drama a pesar de que el papel que él representa es agradable ¿Podría ser también una analogía de la revolución? ¿Podría Pasternak sentir que era, ahora, ajeno al drama que se estaba viviendo, que ese papel que tanto amó, le hartó y desea descansar?

Reunión en casa de V. Maiakovski (Noviembre, 1925) Pasternak, Borís. Vida y Poesía. Ed. Noguer, España.1963.
Reunión en casa de V. Maiakovski (Noviembre, 1925)
vinuezaJuan Romero Vinueza (Quito, 1994) Estudiante de Literatura en la Pontificia Universidad Católica del Ecuador. Sus poemas han sido publicados en las revistas Vicio Perpetuo Vicio Perfecto (Perú), Revista Freelance (Ecuador), Matapalo (Ecuador), Resortera (México) y en la Revista Digital Astrolabium (España). Fue parte del equipo de redactores del proyecto FAVELA11 (México) y es parte del consejo Editorial de la Revista Matapalo. Consta en la Antología Sinfonía Lírica: muestra de poesía total (Perú, 2014).