El día de hoy

Una selección de poemas de la colombiana Camila Charry Noriega

[alert type=»yellow»]Nota del editor: Estos poemas fueron publicados previamente en el libro El día de hoy de Garcín editores[/alert]

Poemas

  1. 20.
  2. 10.
  3. 45.
  4. 47.
  5. 36.
  6. 4.
  7. 1.
  8. 3.
  9. 33.

20.

El perro muestra frenético sus dientes
y corre con su presa entre la boca
llanura adentro;
ha sido largo el suspiro exhalado por el que ahora es un cadáver
banquete que entre mordiscos el hambre y el instinto riñen.
El perro cruza luego la noche,
la tiniebla que para él resulta el mundo humano.
Jadea, lame las magulladuras de sus días
sabe, entiende
qué son la soledad y el destierro,
pero desconoce la función del tiempo,
su impostergable cometido;
envejecerlo todo, acabarlo todo.
Como el perro
mis labios riñen con la vida y tragan luz,
jamás sacian su hambre,
ya adentro la luz es un rayo
y se extiende por las entrañas del cuerpo
que también cruza la noche
magullado, solitario,
consciente de que será cadáver,
banquete del tiempo;
ese otro perro
que llanura adentro, noche adentro, todo lo devora.

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10.

Olvido todo.
Menos a un perro amado, menos su ternura,
su enfermedad.
Humo la memoria que lo trae de vuelta (Aquí una corrección)
que desconoce mis manos
y las horas felices.

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45.

Pagarás por tu silencio
y por tus palabras
por tu falta de pudor
por haberte hincado ciego
ante los dioses de la tarde.
Pagarás por haberles ofrecido los riñones y los labios
por dejarlos oler tu bilis y tu miedo
por llorar
y por amar
el oscuro ministerio de lo ausente.

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47.

La palabra ha muerto,
sin ella
¿Cómo nombrar a Dios?
En el silencio,
en la ausencia de palabra
el mundo flota como una idea
ensombrecida, virtuosa
y también Dios,
su lenguaje hecho de capricho humano
de humana incertidumbre.
Ahora, cuando no hay palabra
cuando el lenguaje abandona su servidumbre,
su súplica, aún digo:
-Dios, sálvame de tu furia, dame luz y sed
protégeme de mí misma,
aunque sea haz que en mí las palabras digan algo
traigan algo
revelen alguna verdad
si es que acaso existes-.

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36.

Ronda esa canción
en algún lugar de la mañana
o en mitad de la tarde como una golondrina
que presiente en la lluvia otros órdenes,
otros ministerios.
La música,
cóncavo esplendor sobre el tiempo y el espacio,
más allá de las horas y el recuerdo.
Encantamiento, invocación de sombras.
Así también resbala mi corazón,
cuando la luz de algunas mañanas
cruza a través de la neblina
y otra vez,
por un instante,
tristemente apareces.

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4.

A la noche dejo mis ojos
como dos erizos boca abajo.
Adentro,
el agua que llenó mi cuerpo
es otra palabra
por sólo la que resbalo
ribera abajo
sin deseo ya de tierra
de piel.
Sin deseo.

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1.

Era por estar vivos
que nos desnudábamos
y reconocíamos
la furia en la espesura de la noche
y era
por este apego a la carne
que día tras día
las manos quemadas por tanto sueño
arrancaban de las espinas
la luz roja de la tarde.

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3.

Somos los desterrados
los que se miran
desde la desgracia que habita
todos los finales.
Somos los que rasguñan la entraña de esa fiera
que llaman Dios
para que sangre y llore
porque no podemos retener el tiempo
y su vértigo
en mitad del cuerpo.

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33.

El deseo también es olvido.
Los dos adentro, incrédulos, solitarios
lamiendo el hueso del que pende
cualquier ilusión.

Camila Charry 1Camila Charry Noriega nació en Bogotá y trabaja como profesora de literatura. Tiene publicados dos libros de poesía: Detrás de la bruma (2012) y El día de hoy (2013). Sus poemas y reseñas han aparecido en diversas revistas y magazines. Algunos de sus poemas han sido traducidos al inglés y al francés. Hace parte de la antología Una mirada al Sur en Argentina, Poesía colombiana del Siglo XX escrita por mujeres y de la Antología del decimoséptimo Encuentro internacional de poetas de Zamora, Michoacán. Fue finalista y obtuvo en el 2012 el segundo lugar en el decimosexto Concurso de poesía Ciro Mendía.