Jorge Porras y el poder de los sueños

El pintor traza un mundo utópico entre sombras y sueños, entre maravilla y espanto.

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por Jorge Dávila Vásquez

Todos los seres humanos almacenamos en nuestro inconsciente una gran dosis de maravilla y otra de espanto: esos son los materiales de que están hechos los sueños.

El hombre es sombra y sueño, sentenciaba el viejo poeta griego Píndaro, y es verdad, ya que con iguales dosis de fantasía y oscuridad nos ha amasado la Providencia, y una y otra aparecen y reaparecen en nuestras vidas día tras día.

Estamos hechos de la materia de los sueños, decía Shakespeare, que sabía más que nadie de qué substancia fuimos confeccionados hombres y mujeres, y la facilidad inmensa con que nos perdemos en las fantasmagorías, como ocurre con el extravagante Mercutio de Romeo y Julieta o el inefable Bottom de Sueño de una noche de verano.

Toda una ancha base onírica, con impresionante riqueza de conocimientos de lo mágico, lo mítico y fantástico, ha tenido presente Jorge Porras Olmedo, un artista singular, nacido en Cotacachi en 1968, para ofrecer ante nuestros ojos los frutos de su fantasía, con la sencillez con que el artesano pone los panes que han horneado sus manos y que saciarán nuestra hambre, o la jarra de cerámica que modeló en su torno y que se llenará de agua para calmarnos la sed.

El artista crea un conjunto de cuadros en los que vierte su tendencia hacia la utopía que, como es usual en casos semejantes, sobre todo en el terreno de lo literario (recordemos si no, la saga gigantesca de El señor de los anillos), toma elementos de la realidad en distintos grados, mediatos e inmediatos, y construye con ellos un orbe que resulta casi irreconocible. Contemplar los logros de ese cosmos generado por una mente en extremo soñadora, resulta una experiencia inolvidable. Hay que acercarse a la obra de Porras con la pureza con la que escuchábamos las fábulas de la infancia, sentir la fascinación y el miedo de entonces, no temer dejarse llevar por el hilo de Ariadna de la maravilla, en este laberinto de seres y cosas tocados por la vara mágica de un genuino creador. Enamórense de los seres cuyo retrato imaginario nos entrega el artista y dejen de lado, por un momento, todo aquello que les ligue a las agotadoras preocupaciones cotidianas, porque todos tenemos derecho a una dosis de prodigio, a construir nuestras propias mitologías, a elaborar la versión de una historia fabulosa que solo compete y pertenece a cada uno de nosotros.

Por supuesto que, en el universo de Porras hay una inmensa dosis de belleza pero también de incertidumbre, tal como puede ocurrir en los sueños o en los mundos utópicos, aún en los más inolvidables.

Las enigmáticas mujeres que pueblan sus cuadros —frutos maduros de una técnica pura y refinada, de absoluto dominio del color, la composición y el sabio dibujo—, son todas seres encantados, cautivos para siempre en la cárcel de su hermosura y de indescifrables enigmas que, en vano, trataríamos de descifrar. Los guerreros, que lucen las más elaboradas armaduras, inspiradas en armas de la antigüedad, el medioevo y el Renacimiento, en lo oriental y lo occidental, vienen cabalgando en corceles de coral tallado o en inverosímiles bestias de la quimera; proceden, asimismo, de esferas secretas, y no sabemos si serán héroes que combatan con míticos dragones, para liberar Andrómedas de excepcional y desnuda armonía, o mercenarios, de esos que atraviesan, como en un cuento de Alejo Carpentier, las guerras del tiempo.

¡Cuidado con las armas y miradas afiladas de estos personajes! Todo aquí es inquietante, y al mismo tiempo seductor, todo puede transformar o petrificar al espectador, todo oscila entre la magia de lo neo-surrealista y la libre fantasía de un artista capaz de concebir las más audaces utopías del arte ecuatoriano.

Incluso las comediantes adquieren una dimensión diferente a la que pueden tener en la realidad próxima, diríamos casi una majestad, en sus atuendos y comportamientos, que los eleva a estratos de sutiles filosofías y hechizos.

Los objetos, que parecen salidos de los cuadros, y que toman ante el espectador una materialidad tangible, distinta de lo meramente pictórico, nos resultan aún más desconcertantes, pues tienen la apariencia de piezas que hubiesen enmascarado los rostros de los héroes o antihéroes que pueblan los cuadros.

La obra de Porras es un carnaval de la fantasía, la creatividad y el trabajo incansable. Su contemplación pasa, de inmediato, a la esfera de lo que no se olvida, de aquello que tiene un no sé qué de sortilegio, y que, por ello mismo, permanecerá en las esferas de lo secreto de nuestra sensibilidad y nuestros gustos, largamente.

Debemos agradecer a un artista que, dueño y señor de sus saberes y del estupendo despliegue de su magistral oficio, es un espíritu de una admirable sencillez, como todo mago verdadero: produce el encantamiento, y sigue con la práctica de sus ensalmos como si nada hubiese ocurrido a su alrededor, sumido profundamente en la misteriosa práctica de su arte incomparable.

[alert type=»yellow»]Nota del editor: Crítica a la exposición «Fabulaciones» presentada en Cuenca en la Galería de la Alcaldía en el 2008.[/alert]

Jorge Porras Olmedo

1PINTOR JORGE PORRAS OLMEDO.(Cotacachi, Ecuador, 1968) es un pintor, retratista, muralista, ilustrador de libros y catedrático que realiza proyectos culturales con su obra. Estudió en la Facultad de Artes de la Universidad Central del Ecuador. Entre sus principales exposiciones se destacan las colectivas Cien años de la pintura imbabureña, Quito, Ecuador; Arte Ecuatoriano y Latinoamericano, Bruselas, Bélgica; Arte Joven Ecuatoriano, Heidelberg, Alemania; Arte Contemporáneo, Fundación Rigoberta Menchú, Leganés, España, entre otras. Ha realizado varias series como: “El origen”, “Sueño adentro”, “Bestias y magias”, “Fabulaciones ludovicas”, “Fabulario”, como parte de esta última experiencia ilustra el libro del escritor de literatura fantástica Juan Carlos Morales Mejía, Fabulario del dragón, el cual fue nombrado como el mejor libro impreso de América Latina, en el XV Concurso Teobaldo de Negris, en Buenos Aires. Para más información sobre el artista, puede visitar su sitio Web: www.jporras.com