Tango traducido: El desarraigo del tango en ‘Happy Together’

El filme del director Wong Kar-wai realiza con éxito la desterritorialización del tango.

por Suan Pineda
Entremares Magazine

La traducción inexorablemente involucra un desplazamiento. En el caso del tango, la traducción del mismo se puede interpretar como una descontextualización, un desarraigo o una desterritorialización del género. Esto significa que el tango, a través de sus viajes de territorio en territorio (geográficos, artísticos, sociales, temporales) va adquiriendo, como todo viajero, nuevas vivencias e influencias de las distintas realidades con las que se encuentra.

En este escrito quiero analizar el filme “Happy Together” del director hongkongnés Wong Kar-wai dentro del marco de la desterritorialización. Antes de adentrarme en el análisis de esta película, repaso brevemente los viajes (los ires y devenires) del tango y establezco el marco teórico dentro del cual estudio y mido el éxito de esta obra en la descontextualización del tango.

Los viajes del tango desde su nacimiento a finales del siglo XIX en el Río de la Plata son incontables, y su narrativa de desplazamiento es consabida. Sin duda, el viaje más famoso del tango es el que lo llevó a París, donde no sólo adquirió el reconocimiento internacional sino que también le permitió desplazarse en la escala socioeconómica que lo llevó del demimonde porteño a los círculos elitistas europeos y argentinos. La facilidad de viaje del tango, con lo que me refiero a la capacidad del tango de mantener su “integridad” en sus desplazamientos y encuentros con las influencias de los territorios que sirven de anfitrión, ha desembocado en la utilización e incursión del género en territorios y campos que en un determinado tiempo no eran destinos convencionales del tango, como China o el cine. Al hablar de la “integridad” del tango (esta palabra siempre enmarcada entre comillas por sus ángulos problemáticos) me refiero a las características únicas y fundamentales del género, como son (aquí me arriesgo a simplificar) la nostalgia, el desencuentro, la alienación, el deseo, la seducción, la domesticación (con sus antecedentes y ramificaciones), la picardía anclada en la tristeza y la tragedia, la marginalización. Sin embargo, debo señalar que esta habilidad de viajar no hace del tango un género hermético; es más, la desterritorialización y desarraigo del tango inyectan nuevas tonalidades al género, que en el mejor de los casos abren nuevas avenidas de exploración del potencial del tango y refuerzan los elementos característicos del mismo.

El concepto de la desterritorialización (o lo que yo propongo equiparar a la traducción) fue desarrollado por los filósofos franceses Gilles Deleuze y Félix Guattari. En su pensamiento, los conceptos de territorio y contexto se pueden equiparar; así, Buenos Aires es el territorio del porteño tanto como un árbol es el territorio de una rama. Al desterritorializarse, ese algo pierde su contexto. En esa pérdida de contexto y territorio, los filósofos afirman, se abren posibilidades para explorar las potencialidades de ese algo que previamente habían sido restringidas por su territorio. Así, una rama en el territorio del árbol siempre será una rama. Sin embargo, una vez separada del árbol, la rama podrá convertirse en otras cosas, como un bastón, el tacón de un zapato, o un simple y emancipado palo. En otras palabras, un bastón se puede leer como una rama desterritorializada. De la misma manera, se puede analizar los efectos y resultados de los viajes del tango como un proceso de desterritorialización en el que, fuera de su territorio simbólico (el Río de la Plata), el tango se encuentra con nuevas influencias y más posibilidades de autoconocimiento. Quizás el producto más conocido y exitoso del tango desterritorializado son las obras de Astor Piazzolla, quien educado en la música clásica en París e imbuido por el ritmo del jazz, llevó la concepción, composición y definición del tango a territorios inexplorados en ese entonces. En las obras de Piazzolla, la “alteración” del modelo tradicional del tango clásico con la incorporación de elementos del jazz, el uso del contrapunto y la disonancia, no comprometió la “esencia” y la “integridad” del género sino que dio nuevas tonalidades a la experiencia de la nostalgia y la alteridad, por ejemplo. Sin embargo, en su tiempo el músico recibió amenazas de muerte por manipular lo que se concebía como un estándar inalterable del tango. Hoy, medio siglo después del nacimiento del tango nuevo, la obra de Piazzolla es considerada un clásico del tango. Por otro lado, en el área de la danza, el tango ha experimentado cambios en su estadía en otros territorios, como en París, donde sus formas y figuras fueron alteradas para bajar de tono lo que se consideraba como movimientos demasiado sexuales (los abrazos se abrieron, las pelvis se distanciaron).

Una de las instancias que representan el triunfo de la descontextualización y traducción del tango es la migración del clásico “Volver” desde el territorio tanguista hasta el flamenco. La desterritorialización de “Volver” en la voz flamenca de Estrella Morente no resulta en una incongruencia chirriante, sino en la apertura de una posibilidad que hermana a dos géneros musicales con un pasado en común poco conocido. El logro del “Volver” de Morente radica en la identificación de las características esenciales del tango, y subsecuentemente en la explotación de las mismas a través de las técnicas del nuevo territorio (el flamenco, en este caso). Así, el carácter de la voz en la enunciación del coro “Volver” aunque está firmemente arraigada en el flamenco no traiciona o malinterpreta el gravitas de la versión original o el sentir del tango.

Estos breves ejemplos ilustran los viajes del tango y los cambios que ellos conllevan, y ayudan a matizar el análisis del desarraigo del tango en “Happy Together”. En esta cinta, la descontextualización y la mezcla de contextos y territorios (geográficos, temporales, sexuales) concede leves aunque significativas tonalidades a los pilares emotivos que sustentan el tango.

“Happy Together,” una película que cuenta el desencuentro de dos amantes chinos en Buenos Aires, captura con sorprendente precisión la melancolía tan característica del tango, y, a pesar de los numerosos desplazamientos realizados en el filme (de los personajes que viajan de Asia a Sudamérica, del tango Piazzollano que regresa a Buenos Aires, el desplazamiento y viaje del deseo entre dos cuerpos incompatibles, la oscilación del poder dentro de la dinámica del amor y el deseo), el tono de la cinta no pierde de vista que el centro emotivo que lo sustenta es uno moldeado por el gravitas, la idiosincrasia y la estética del tango.

Por ejemplo, el juego de colores, eso es la variación de encuadres y escenas en blanco y negro, sepia, monocromáticos y a color, se guía, propongo, por uno de los ejes del tango: la manipulación del tiempo. Cada color, y sus respectivos contrastes, apunta a una experiencia de momento y de tiempo, y la emoción que le tiñe de significado. Eso es, un pasado infeliz, de peleas y engaños, tiene el mismo tinte gris que un hoy desesperanzado cuando el personaje principal Lai Yiu-fai (interpretado por Tony Leung), dejado a la deriva por su amante (Ho Po-wing, interpretado por Leslie Cheung) en una ciudad desconocida y alienadora, contempla la escena que tiene frente a sí:  fuma un cigarrillo en una acera húmeda frente a un club de tango para turistas donde trabaja de portero. El pasado se convierte en presente, el presente sabe a pasado. En este incesante circular entre los tiempos existe el impulso de subvertir el aparente orden lineal del tiempo, y así poder cambiar eventos pasados o escapar del presente.

La desterritorialización del tango en los cuerpos que lo practican y viven (los cuerpos de los protagonistas tienen una alta carga simbólica una vez aparecen en la pantalla: son chinos, son gays, son inmigrantes) en “Happy Together” no solamente traduce y traspone las especificidades del tango a una plataforma universal, sino que también pone en un contexto contemporáneo las condiciones sociales y emocionales que dieron nacimiento al tango: la alienación, la extrañeza, el espanto. Sí, en “Happy Together” el tango está físicamente dentro de las coordenadas geográficas de su territorio simbólico. Sin embargo, este tango, el “Tango apasionado” de Piazzolla que sirve de leitmotif musical en la cinta, es uno que aún manteniendo su médula se ha transformado en sus viajes de Buenos Aires a París, de Hong Kong a La Boca, del hoy al ayer. Ante todo, el logro de “Happy Together” reside en su habilidad o reticencia a jugar con el tema del exotismo. Así vemos, por ejemplo, la transposición de localidades y posicionamientos: para Buenos Aires, los chinos son exóticos; para los amantes chinos, Buenos Aires es extranjera; para ambos, los dos son extraños. La realización de la extrañeza de uno mismo, dentro de sí, es uno de los logros más profundos de la descontextualización del tango en “Happy Together”. Sin embargo, desde una perspectiva general, el mayor triunfo de “Happy Together” en la descontextualización del tango es la apertura de nuevos territorios de expresión y exploración que mantienen la vigencia de un género centenario al concederle una tonalidad posmoderna de la nostalgia y melancolía ambientada en las disyuntivas de nuestra generación. El tango en “Happy Together” es y es más que tango; es la canción triste de Buenos Aires, es el sonido triste de una generación en crisis.