Memoria Prohibida de los Buenos Años [reseña]

Jairo Giraldo cruza la delgada línea entre el quehacer periodístico y la literatura: cuenta una historia que devela el trasegar de inmigrantes que persiguen la riqueza aprovechando el boom del narcotráfico en Nueva York.

[alert type=»yellow»]Editorial Palibrio, 440 páginas, a la venta en Amazon.com.
Clic aquí para leer un fragmento de la novela.[/alert]

por Efrén Herrera Quintín
Entremares Magazine

“La oportunidad hace al ladrón”, decía mi abuela, y a sus ojos les alcanzó luz y vida para ver caer a uno de sus vecinos en Bogotá, Colombia, víctima de las balas de la venganza tras su paso efímero por los carteles del tráfico de cocaína.

Hoy, con la novela Memoria Prohibida de los Buenos Años en mis manos, me asalta un sentimiento de cercanía de la historia que cuenta Jairo Giraldo con la del vecino de mi abuela. Aunque se vive a miles de kilómetros de distancia de Nueva York, donde transcurre la novela, el protagonista fue un joven que dio sus primeros malos pasos atraído por la idea de llegar a la Gran Manzana para disfrutar de la vida holgada que dan los dólares obtenidos por la vía rápida.

Pero no se trata de una historia más acerca del narcotráfico, tema que llena las páginas de los periódicos todos los días, sino la experiencia de personajes de carne y hueso cuya vida se entrelaza en el  frenesí y el afán por alcanzar su objetivo primario: el dinero. Memoria Prohibida de los Buenos Años es el relato descarnado de la actividad del empresario Raúl Gómez, quien, al igual que muchos buscadores de la fortuna inmediata, no tiene reparos en cruzar la línea que separa lo legal de lo que no lo es. Incluso, al personaje principal parece no importarle olvidarse de la moral y llevar a sus amigos a la muerte, a pesar de que ofrecen su vida para cuidarlo de los peligros que enfrenta por su actividad de lavador de dinero procedente de actividades non sanctas.

En el período en que transcurre la novela de Giraldo, hacia la segunda mitad de la década de los años noventa, fueron miles los hispanos que llegaron a Nueva York expulsados de su país por razones de violencia o porque la falta de oportunidades frenó sus aspiraciones económicas y sociales. Muchos enfrentaron su nueva vida metiendo el hombro en los trabajos que están relegados al inmigrante y aprovecharon las oportunidades alcanzando el éxito empresarial, como Raúl. Pero las oportunidades no siempre viajan por el camino recto y en esas desviaciones es que Giraldo encuentra el material para su novela.

Memoria Prohibida de los Buenos Años cuenta una buena historia que vale la pena leer. Está escrita de una manera que se antoja casi lista para el guión de una película, con entrada y salida de los actores a escenas que llevan al lector a estar siempre alerta y listo para la acción que sigue. Memoria Prohibida de los Buenos Años pone de relieve que el sistema judicial estadounidense no es tan perfecto como lo pintan países como Colombia, cuyas autoridades prefieren extraditar a sus connacionales para que los juzguen bajo un rasero que se ajusta más al origen del delincuente que al delito mismo.