Hipólito y la evidencia [cuento]

Cuento en verso

Por Carolina Bustos

Hipólito ¿por qué lloras? -Pregunta la bruja.
Hipólito, lógico, observa y describe la belleza del paisaje macizo:
hay melones y fresas expuestos en la naturaleza muerta.
Toca, saborea, desliza su olfato hasta el fondo de sus pechos, suave delicia.
Tan sólo imagina, si los comiera no sabrían tan bien.

Un extraño cuadro es su territorio
una esfera amorfa lo rodea y cubre sus ojos.
¿Acaso el reflejo de su sombra o el aroma de los geranios
le susurra al oído nuevas verdades?

– ¿Cuándo fue la última evidencia, bruja ? -Pregunta él.
– Creo que fue ayer; o antes de ayer; o hace ya algunos años…
¿Evidencias? ¿Crees que son oportunas? -Dice la bruja.
– No lo sé. Es otra manera objetiva de nombrar el mundo real. -Le responde.

Real es la lágrima que brota arqueando el rostro de la niña.
Irreal el espasmo de una señal de alarma del último barco en Louisiana.
– ¿Conoces Orléans?
– No, pero debería tomar una escoba para ir a la Nueva.

Aprendí que escoba en tu lengua se dice broom. Y que soy una witch.
También que estrechas son las cumbres que nos separan
Y que no hubo un witchcraft tan poderoso
para hacerte sucumbir ante la tórrida materia que compone mi silueta.

Hipólito ¿por qué lloras? -Pregunta la bruja.

Hipólito, testarudo, se pregunta por qué una bruja enfatiza en evidencias.
Infame es pensar en que él no las conoce,
como si en una época bucólica el jugo del almíbar no hiciera a una fruta más feliz
a las que fueron plantadas en su huerto.

Hubo melones, fresas y granadas maduras:
éstas, no aparecieron en cuadros profanos para agradar a cazadores furtivos.
La bruja afligida se aglutina como una masa de trigo
que puede estrangularlo peor que un hechizo.

Temiendo nuevamente amarlo,
toma su vuelo sin perder brío.
Hipólito no llora en público, sigue rampante cuesta abajo,
es gringosófico, pero casi nunca filantrópico.

Evidenciar, deducir o inferir que las brujas son brujas
y que los brebajes son substancias peligrosas
son evidencias que a largo plazo pueden ser juzgadas ilusorias.
Circunstancias ateridas al paso del tiempo, afirmaría él.

Como un capitán nocturno se dio a la marcha en la oscuridad
encontrando seres extraños, buscando ninfas de curvas bizarras que le evocaran a ella,
destruyó su ortografía y dejó las buenas intenciones.
Tal vez era demasiado tarde y se trataba de una sirena disfrazada.

Hipólito ¿por qué lloras? -Preguntó la bruja, a quien le colgaba una lágrima de plata del pecho.

Lógico es describir al mundo de manera objetiva. Ese fue su dictamen.
Pero la lógica no fue nuestra evidencia -Dijo la bruja volando y dudando sobre su hechizo.
Hipólito la miró a lo lejos y le respondió:
-Hay que desconfiar de todo brujita; sobre todo de cuentos de amor en verso.

París, invierno de 2011.

Carolina Bustos Beltrán (1979)

 Nació en Bogotá. Estudió en la Universidad Nacional de Colombia. Es filóloga, tiene una maestría en Estudios Latinoaméricanos y es una apasionada del tarot. Se trasladó a París en el año 2003, residió un año en Oporto y dos más en Madrid. Ha participado en revistas de literatura a nivel internacional y ha sido seleccionada finalista en concursos de dramaturgia (1996), cuento (2009) y poesía (2010) en Colombia y España. Actualmente es profesora de lengua española en varias universidades de París.

45 comentarios sobre “Hipólito y la evidencia [cuento]”

  1. Carolina, gracias por compartir este enlace. Me ha gustado tu cuento en verso, es inteligente y oscuro. De los de releer para encontrar cada vez una referencia nueva.

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